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LUNARES PELIGROSOS

"Cuidá tu salud, revisá tus lunares" fue el lema de la 16a Campaña Nacional de Prevención del Cáncer de Piel. Uno de sus organizadores cuenta cómo identificar lesiones pigmentarias y prevenir uno de los tumores más agresivos e invasivos que hay: el melanoma.

Al abordar el problema del melanoma maligno, los médicos debemos hacer hincapié en la prevención primaria. El reconocimiento temprano de este tipo de tumor es una tarea importante para los profesionales de la salud, más aún si se tiene en cuenta que su incidencia ha aumentado en las últimas tres décadas en la mayoría de las personas de piel clara.

La piel es el órgano más grande del organismo. Está formada por tres capas:
la más superficial es la epidermis, la media es la dermis y la más profunda es la grasa subcutánea o hipodermis.

Uno de los principales tipos de células que la componen es el melanocito, que se encarga de sintetizar la melanina, el pigmento que le da color a la piel. Los lunares, llamados “nevos melanocíticos”, constituyen un crecimiento localizado de melanocitos en la piel, y están presentes en todas las personas.

Los lunares predominan en las áreas más expuestas al sol pero pueden localizarse
en cualquier parte de la piel, como el cuero cabelludo, las palmas de las manos, las plantas de los pies, el interior del ombligo, los genitales y la boca, ente otras. Comienzan a aparecer en la primera infancia y continúan haciéndolo hasta aproximadamente los 20 o 30 años. La mayoría involuciona en la edad avanzada. Un adulto suele tener en promediounos 40 lunares.

¿Cómo son los lunares?

Los nevos o lunares “congénitos” o de nacimiento son los que se encuentran en el recién nacido, pero incluyen también aquellos que aparecen durante el primer año de vida. Pueden ser pequeños (menores a 1,5 centímetro), medianos, o gigantes (mayores a 20 centímetros).

El adulto joven tiene en promedio alrededor de 10 a 20 nevos. Los normales suelen ser planos o de forma redondeada, simétricos, de bordes regulares y de un tamaño menor a entre 5 y 6 milímetros. Algunos surgen como una mancha y, con los años, adquieren un relieve de color más claro, al tiempo que se ablandan. Incluso, en ocasiones, pueden crecerles pelos.

La mayoría de los lunares son de color pardusco, claro u oscuro, aunque los que se originan en las capas más profundas de la piel presentan un tono piel o azulado, y los de personas de piel muy clara pueden ser de color rosado.

Suelen oscurecerse en el embarazo o ante la exposición a la radiación ultravioleta (RUV) del sol o de fuentes artificiales como las camas solares. La RUV también estimula la aparición de nuevos lunares y aumenta el riesgo de cáncer de piel.

Ciertos tipos de nevos tienen mayor riesgo que otros de transformarse en un tipo de cáncer denominado melanoma, un tumor que puede ser muy agresivo y expandirse a otros sitios, ya que posee capacidad metastatizante.

Se trata de los nevos congénitos (sobre todo los gigantes) y los nevos “atípicos” o “displásicos”.

Nevos displásicos, los más peligrosos

Los lunares o nevos displásicos son aquellos que tienen potencial de ser o transformarse en un melanoma maligno.

Miden más de 6 milímetros, presentan forma levemente asimétrica, su coloración varía entre tonos de marrón y de rosado, y suelen ser diferentes entre sí. Predominan en el pecho y en la espalda pero pueden ubicarse en cualquier parte del cuerpo. La herencia parece desempeñar un papel en la formación de este tipo de lunares.

Las características de estos nevos pueden asemejarlos mucho a un melanoma. El diagnóstico a simple vista es difícil, por lo que se recomienda realizar un chequeo médico especializado y someterse a una biopsia en aquellos casos en que el dermatólogo identifique algún riesgo.

A mayor número de nevos, mayor será el riesgo de malignización: quienes tengan diez lunares o más están expuestos a un riesgo doce veces mayor de desarrollar un melanoma que el que se considera normal.

Los nevos displásicos se encuentran con mayor frecuencia en pacientes con melanoma. Por otra parte, del 2 al 8 por ciento de la población caucásica presenta este tipo de lunares, según estudios.

Las personas que, además de nevos displásicos, presenten antecedentes familiares de melanoma (dos o más parientes sanguíneos cercanos con la enfermedad) tienen un riesgo extremadamente alto de desarrollar este tumor. Habitualmente, el melanoma aparece en pacientes con gran cantidad de nevos (más de cien) y, en algunos casos, en varios miembros de una misma familia.

Las personas que tienen nevos displásicos sin antecedentes familiares de melanoma, aún se enfrentan a un riesgo de 7 a 27 veces mayor de desarrollar un melanoma en comparación con la población general.

Cuándo extirpar un nevo

La mayoría de los nevos no necesitan ningún tratamiento, ya que rara vez se convierten en malignos. Sin embargo, cuando cumplen ciertos criterios, se necesita
su retiro mediante cirugía.

Una intervención quirúrgica puede estar motivada por:
• Signos de que el nevo pueda sufrir una transformación maligna.
• Razones estéticas.
• Localización del nevo en áreas de trauma periódico, como zonas de depilación o de roce con la ropa, por ejemplo.
En caso de que esté indicada la extirpación, la técnica de elección es la biopsia escisional con 1 a 3 milímetros de margen. En casos especiales, puede recurrirse a otras técnicas.

Sugerencias para personas con nevos displásicos

quirúrgico menor a fin de proceder a continuación al examen microscópico.
No es necesario extirpar todos los nevos displásicos, pero si los lunares muestran cambios significativos o signos de melanoma, o si aparecen nuevos lunares después de los 40 años, es posible que su médico considere que extirparlos es la mejor solución.

Cuando se confirma microscópicamente el diagnóstico de nevos displásicos clínicos con confirmación histológica de nevo atípico, es aconsejable:

• Realizar una historia clínica con antecedentes familiares completos de lunares inusuales, melanomas u otros cánceres.

• Agendar controles regulares completos de la piel en los intervalos sugeridos por su médico, y aconsejarle a sus familiares que hagan lo mismo.

• Sumar a la tarea preventiva los autoexámenes mensuales de la piel.

• Tomar precauciones reduciendo drásticamente la exposición al sol, pues esta puede estimular la formación de nuevos lunares o incluso causar melanomas.

• Consultar con su médico acerca del beneficio del mapeo corporal con fotografías de cuerpo entero y seguimiento con dermatoscopía, especialmente si tiene familiares que presentan nevos displásicos o melanomas, o si usted tiene muchos lunares.

• Asistir a un control médico rápido ante cualquier lesión sospechosa que aparezca en la piel.

• Evaluar la necesidad de sugerir el examen oftalmológico, ya que los lunares y los melanomas también pueden aparecer en los ojos.

• Ocuparse más que preocuparse.

El autoexamen cutáneo, sumado a la consulta dermatológica y al sentido común, permitirá que se detecte y extirpe un melanoma antes de que este crezca hasta presentar un tamaño amenazante.

Qué es el síndrome del lunar atípico “clásico”

El síndrome del lunar atípico “clásico” generalmente se detecta en personas con gran cantidad de lunares (más de cien), entre los cuales se observa uno o más lunares atípicos, y uno o más de 8 milímetros de diámetro o más. Este síndrome evidencia un riesgo excepcionalmente alto de desarrollar un melanoma.

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Algunas veces, los pacientes comparten esta condición con miembros de su familia,
lo que constituye el síndrome del nevo atípico familiar.

Aquellas personas que sufran de síndrome de melanoma y lunares múltiples atípicos familiares (FAMMM, por sus siglas en inglés), también se encuentran en riesgo excepcionalmente alto de desarrollar un melanoma, ya que no sólo tienen un síndrome de lunar atípico, sino que cuentan entre sus parientes de primer o segundo grado a una o más personas con melanoma. Aunque los lunares atípicos generalmente surgen en la niñez, pueden aparecer en cualquier momento de la vida en personas conFAMMM.

Cómo surge el melanoma

El melanoma, una de las formas más agresivas de cáncer, aparece con más frecuencia como una lesión de piel, con borde irregular, de color variado, que continúa creciendo con el paso del tiempo. Puede surgir como una mancha plana y volverse más elevado. En casos raros, puede no estar pigmentado.

Cómo controlar los nevos o lunares

• Controle sus lunares y manchas personalmente en forma periódica, con ayuda de espejos o de otra persona.

• No olvide las palmas de las manos, las plantas de los pies, la región genital, el cuero cabelludo, la boca, el interior del ombligo y las axilas.

• Consulte a su dermatólogo ante cualquier cambio que note en un lunar o mancha, o ante heridas que no cicatrizan.

• Incluya dentro del chequeo de salud periódico una visita al dermatólogo, que es el más entrenado para detectar precozmente la aparición del melanoma.

• Realice el control al menos una vez al año; y cada seis meses si tiene gran cantidad de lunares, lunares atípicos, familiares que padecieron cáncer de piel o incluso antecedentes personales que predisponen a ciertas enfermedades.

• En pacientes con gran número de lunares o con nevos atípicos, resulta útil una dermatoscopía o microscopía de superficie, un estudio de imágenes no invasivo que permite el control más exacto de los nevos y sus cambios, para así detectar.

Chequeo personal

La revisación personal de los nevos es de vital importancia y, para ello, hay una efectiva regla, la de la sigla ABCDE:

Cuando los lunares se convierten en melanomas

Las personas con nevos displásicos y antecedentes familiares de este tipo de nevos y de melanoma tienden a contraer el cáncer a una edad más temprana que los pacientes con melanoma que no tienen tales nevos.

Quienes presenten nevos displásicos pero no tengan antecedentes familiares de este tipo de lunares ni de melanoma también pueden desarrollar este tipo de tumores a una edad temprana, pero con menor frecuencia.

Afortunadamente, el melanoma puede ser uno de los tipos de cáncer más fáciles de encontrar, y uno de los más sencillos de curar si se encuentra y se extirpa precozmente. Pero si se deja evolucionar hasta el punto en que se disemina a otros sitios (metástasis), el pronóstico es muy grave: más de 8 mil muertes por melanoma ocurren por año.

En ocasiones, es difícil distinguir entre nevos displásicos y melanomas precoces.

Para establecer la diferencia, el médico extirpará la mancha entera o una porción de ella para que se examine en el laboratorio de patología.

Algunos médicos recomiendan analizar el lunar con un dermatoscopio, que magnifica y permite la visualización de estructuras internas y colores que no se ven a simple vista.

Algunos datos locales sobre el cáncer de piel

El Registro Argentino de Melanoma Cutáneo (RAMC), un emprendimiento conjunto de la Sociedad Argentina de Dermatología y la Fundación Cáncer de Piel, permite contar con información sobre casos locales de cáncer de piel.

De los 3800 melanomas cutáneos diagnosticados desde 2002 hasta abril de 2009, el 49,4 por ciento aparecieron en mujeres, y el 50,6 por ciento restante en varones.

La media de edad fue menor en las mujeres (55,1 años versus 58,5 años en los varones, p<0.001), lo que probablemente se relacione con un mayor nivel de consultas tempranas y de concientización sobre los riesgos de la exposición solar en el género femenino. La localización de los tumores también fue distinta: en las mujeres predominó en miembros inferiores, mientras que en los varones, en el tronco1.

La 14a Campaña Nacional de Prevención del Cáncer de Piel, llevada adelante en 2007, convocó a 11.029 personas, entre las cuales un 72 por ciento eran mujeres. Entre ellas, el mayor porcentaje se registró entre las mujeres de 20 a 60 años, mientras que en los hombres la franja etaria mayoritaria osciló entre los 50 y los 70 años. Para el 90 por ciento del total de concurrentes, era la primera vez que asistían a una campaña de estas características.

Cuando se investigó sobre la “conducta frente al sol” de los pacientes, el 15 por ciento declaró haber tenido quemaduras solares antes de los 15 años de edad, un 7 por ciento indicó que tenía algún antecedente familiar de cáncer de piel, y un 30 por ciento refirió historia personal y familiar de neoplasias cutáneas.

Desde 1994, cuando comenzamos con las campañas de prevención, hemos logrado incrementar la concurrencia a consultas entre dos y tres veces durante esa semana. Además, se logró instalar en la comunidad la necesidad de controlar sus lesiones cutáneas, hecho que se puede llegar a registrar en las consultas habituales.

Con las campañas contra el cáncer de piel, se busca enfatizar que la educación de la población sobre las medidas de protección es la forma más eficaz de prevención.

En qué casos consultar
Debe efectuarse una consulta médica de inmediato en caso de notar:
• La aparición de un lunar o mancha en la piel de un adulto.
• Un crecimiento continuo de tamaño o espesor de un lunar.
• Cambios de color: que se oscurezca o se aclare en forma brusca.
• Picazón, sangrado o costras sobre un lunar.

Hábitos de seguridad para prevenir el cáncer de piel
Mientras que el cáncer de piel casi siempre es curable si se detecta y trata precozmente, la línea de defensa más segura es prevenirlos en primera instancia.

Algunos hábitos de seguridad son:
• Permanecer a la sombra, especialmente entre las 10 y las 16 horas.
• Cubrirse con ropa, inclusive un sombrero de ala ancha y anteojos de sol con pantalla para rayos UV.
• Usar una pantalla solar de amplio espectro con un FPS 30 o mayor todos los días.
• Aplicar dos cucharadas de pantalla solar en todo el cuerpo 30 minutos antes de salir al exterior.
• Volver a aplicar la pantalla cada dos horas o después de nadar o sudar mucho.
• Mantener a los recién nacidos lejos de la luz solar y aplicar pantalla solar sólo a los
bebés mayores de seis meses.
• Evitar los salones de bronceado, que son camillas de irradiación que incrementan el cáncer de piel.
• Autoexaminarse la piel, de la cabeza a los pies, mensualmente.
• Someterse anualmente a un examen dermatológico.

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